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Premio Nacional de Educación: "Hay que acoger la diversidad, porque es legítima"

La académica e investigadora Nolfa Ibáñez señaló a Diario Usach que es importante "considerar las emociones de los estudiantes".

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  • Belén Muñoz

  • Miércoles 1 de septiembre de 2021 | 09:51

Para Nolfa Ibañez, académica e investigadora de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (UMCE), el Premio Nacional de Educación que acaba de recibir es "un gran logro para la educación tanto espacial como educación general, creo que es un premio que se lo dedico a todas y todos mis colegas".

A la hora de elegirla, el jurado señaló que basó su decisión, entre muchas cosas, en que la educadora "ha realizado un aporte significativo al conocimiento y desarrollo de la educación especial, contribuyendo a la inclusión de niños, niñas y jóvenes, en sus múltiples dimensiones, incluyendo la condiciones de discapacidad y la interculturalidad con los pueblos originarios, implementando la Cátedra Indígena en Modalidad Innovadora".

Diario Usach habló con Nolfa Ibañez sobre este premio, su destacada carrera y su manera en educar, diferente a lo tradicional. 

- Hizo historia al ser la primera educadora diferencial que gana el Premio Nacional de Educación. ¿Qué sensaciones le deja este reconocimiento?

- Me parece que es un signo de que los tiempos están cambiando y que se está mirando con mayor profundidad el compromiso y la importancia que tiene en una sociedad la docencia en todas sus expresiones. Ahora que sea especialmente educación diferencial es importante, porque normalmente en este país las cuestiones que afectan a las minorías son invisibilizadas en general, así que este es un pequeño pasito.

- El jurado la premió por su aporte significativo al conocimiento y desarrollo de la educación especial, contribuyendo a la inclusión de niños, niñas y jóvenes. ¿Hay que cambiar la forma como se educa en la actualidad?

 - Lamentablemente tradicionalmente todo se ha focalizado en aquello que algunas personas o las elites, o quiénes son expertos consideran que es lo mejor para todos. Y nunca hay un mejor para todos, las personas somos diversas, cada quién tiene su propia construcción de mundo y significado, eso está comprobado en términos científicos. La neurociencia ha sido clara, ahora recién se está mirando esto con mucha atención, la idea que todos deben parecerse a uno, cuando uno se considera entre comillas normal es en el fondo una barbaridad. Las personas somos diversas y no es que les funcione nada mal, es que es diverso, y la aceptación del otro en esa diversidad ha sido mi trabajo cuando inicié y después abarcando en la formación docente. Pretender que todos aprendan lo mismo de la misma manera, en el que todos respondan igual no tiene sentido, no tiene lógica hoy, pero es difícil cambiarlo.

- Se tituló a principios de 1981 como Profesora de Estado en Educación Diferencial con Mención en Trastornos de Aprendizaje por la Universidad de Chile. ¿Por qué decidió realizarlo?

Cuando estudié la mención, muy mal llamada trastorno del aprendizaje, porque no había ningún trastorno. Por ejemplo, en ese tiempo el déficit atencional tenía otro nombre, pero tal como el nombre de ahora, nadie sabe qué es, no es como si tuvieras apendicitis, y con un modelo clínico lo puedes diagnosticar. En el caso de los niños y niñas eso es muy líquido, entonces he tenido niños con diagnóstico severo de lo que hoy se llama déficit atencional y no parecían tenerlo en la sala de clase, y viceversa, niños que no lo tenían sí, porque todo depende de cómo interactúes entre las personas, el flujo relacional, son las cuestiones realmente importantes, si uno tiene una relación basada en la exigencia nada va a resultar, si uno tiene una relación basada en la aceptación del otro como es, entonces sí podemos hacer la transformación y guiarlos en el aprendizaje que uno espera. Y eso pasa en todo los niveles, desde el prekinder hasta el doctorado.

 - Incluso su primer acercamiento al mundo de la educación fue la instalación de un pequeño Jardín Infantil, donde incorporó como colaboradores a destacados profesionales del área de la salud infantil...

Eso fue lo que me motivó para estudiar educación diferencial, cuando vi que si yo aceptaba a los niños sin preguntar nada, excepto lo que requerían, todos aprendían, era maravilloso ver cómo un niño, cuando los adultos no hacen focalización en las diferencias, florecen, es algo maravilloso. Dije tenía que hacer algo para que las personas fueran aceptadas como son. Después me di cuenta que eso pasaba con todos los niños y adultos, que todos aprendemos de la misma manera, que eso de que si es bueno para uno es bueno para todos es algo que limita, nuestra vida en sociedad en general.

- Su foco en educación es distinto, no se basa en resultados. Los jóvenes ahora tienen más cuadros depresivos, siente que tiene relación con esa presión extra de tener resultados.

- Creo que se focaliza en aquellas cosas que se pueden medir, entonces se focaliza en el control de las emociones, en la regulación, en estudiarlas, etc, en circunstancias que las emociones son una parte fundamental. Lo que hay que hacer es considerarlas, considerar las emociones de los estudiantes, que pueden cambiar de momento a momento, que son disposiciones del cuerpo para hacer cosas. Por ejemplo si usted está contenta hace cosas, las emociones gratas hacen que uno se mueva de una manera particular para aprender determinadas cosas, si uno considerada eso como punto de partida en las salas de clases otro gallo cantaría en educación, y no estoy hablando de ser cariñosa o de ser super simpática, estoy hablando de considerar las emociones de los estudiantes y propiciar un contexto en la sala de clases que permita que surjan emociones gratas, que debería ser esencial en cualquier nivel educativo. Y eso se logra aceptando la diversidad, porque nadie va a estar feliz si le dicen que lo que está haciendo o su actitud es mala.

-Usted es formadora de profesores, cree que es lo que falta en Chile, debido a que existe más bien un sistema tradicional. ¿Cree que falta explorar esa área?

Exactamente la formación docente es clave. Es lo principal, uno dice debe partir por educación parvularia, pero la verdad uno debe partir por la formación de quiénes van a ir a hacerse cargo de los niños en educación parvularia, o la básica, creo que es un aspecto crucial. Hace 25 o 30 años atrás era mucho más difícil porque no había evidencia desde el ámbito de las ciencias duras o habían pocas, pero no era una cosa generalizada, que uno podía tener un acceso a una realidad tal como es, ahora tenemos las evidencias científicas, podríamos hacer una gran formación inicial docente, cambiar nuestra educación tan tradicional, tan segmentada, tan descontextualizada en relación del mundo de vida de los estudiantes. 

- ¿Qué le gustaría que se hablara en la Convención?

- Tenemos que entender que la educación es el punto central, el nodo de la construcción de una sociedad, depende de cómo formemos a los niños y niñas el país que vamos a tener. Como tenemos un sistema educativo que está focalizado en exceso en el control y la rendición de cuentas, en los resultados, que por supuesto deben existir, pero a mi parecer está enfatizado demasiado y eso limita la creatividad, la innovación, otros modos de hacer las cosas.

 - En Chile los profesores tienen bajos sueldos y poco tiempo. ¿Falta un reconomiento a la profesión?

- Si no hay un reconocimiento a la labor docente pasa que los sueldos son malos, las condiciones no son las mejores, pero es un problema que se agudizó o partió en Dictadura, antes hice investigaciones en la década de los 50 y era distinto, uno no puede volver atrás. Pero la educación fue duramente golpeada, todavía tiene secuelas. El Estado debería fortalecer las universidades públicas, para fortalecer la educación pública, porque hay una idea en el sistema en el que estamos, a nivel macro, que piensa que los expertos son los que deben dar los lineamientos, en circunstancias que muchas veces esos expertos en el campo de la educación no tienen conocimiento del cotidiano escolar, entonces ahí se producen los problemas.

- Creó la Metodología Interaccional Integrativa, MII, época en que conoció al Dr. Humberto Maturana. ¿Qué adoptó de la concepción de emociones y de aprendizaje del científico?

- Yo tomé el concepto de las emociones de Humberto, sin dudas. Cuando comprendí su teoría fue encontrar la pieza del rompecabezas que faltaba a la Metodología Interaccional Integrativa. Su percepción del aprendizaje robusteció los fundamentos de lo mío. Se interesó mucho en lo que hacía con niños con conductas desadaptativas, mayoría autistas, conversamos de los cambios que ocurrían, que según la literatura de esa época no podía ser, me dijo esto es lo que dice la literatura que no pasa, y él me dijo pero esto es exactamente lo que yo digo que pasa. Cuando hay una transformación en la convivencia, cuando está la aceptación del otro, como legítimo. Y efectivamente eso era, los cambios enormes que se dieron en los niños erán por eso, porque había una convivencia conmigo basada en la aceptación y los niños aprendieron a estar con uno, prefirieron estar con uno, en vez de estar solos, prefieron seguir instrucciones, pero nunca en la exigencia.

- Finalmente una educación basada en la aceptación y no en la exigencia...

- En la aceptación, es lo que le pasa a todo el mundo. Si usted va a algún lugar y tiene que cocinar, y todo el mundo le dice que la comida está mala, no va a querer cocinar nunca más. Eso es lo que nos ocurre, y tiene que ver con las emociones también, entonces uno dice por qué no tener resultado aún más espectaculares, esto es acoger la diversidad, porque es legítima, cada niño, joven trae a la sala de clase lo que trae, su experiencia, no es algo inventado, y la profesora tiene que aceptarlo y a partir de ahí, de esa aceptación, transformar, no partir negando lo que cada uno trae. Esa es la idea.

- ¿Ese es el legado que quiere dejar en educación?

- Eso es lo que quisiera, con esta notoriedad pasajera, sabemos que es difícil, la política pública obedece a lineamientos más de producción que de desarrollo humano y eso es lo que tenemos que cambiar, necesitamos una especie de rebelión docente, para poder efectivamente hacer cambios. Rebelión en el buen sentido, una propuesta que sea aceptada para que los profesores puedan juntarse y reflexionar y proponer cuestiones nuevas. Esto no es nuevo, se hizo antes. No es algo que no se puede hacer.

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